Prólogo

Cuando hay mucho humo en el ambiente, los ojos empiezan a recibir fuertes punzadas de dolor que te obligan a cerrarlos y abrirlos miles de veces. Las venas del lagrimal se vuelven rojas y la vista se nubla.
Te sientes confundido y te preguntas si el siguiente paso te va a hacer caer al suelo. Y caes. Entonces el humo también se apodera de tus pulmones y tu garganta se vuelve áspera. Empiezas a toser, sin parar, llegando hasta la molesta arcada.
No fue agradable despertar en una espesa nube de ceniza y humo. Pero esa fue la mejor parte de aquel monstruoso día, en el que comenzó mi nueva vida en el infierno.

domingo, 19 de diciembre de 2010 en 15:45

1 Comment to "Prólogo"

Muy buen comienzo... sigue así!

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